Nunca nos conformamos.
Nunca estamos contentos —casi como Schopenhauer, cuya amargura lo rebasaba—, y es por eso que existen tantas dietas, cirugías y productos milagro, a más de antidepresivos, loterías, melates y otros placebos, sin olvidar el photoshop: ése que le aplicaban «a mano» a las Pin up girls de antaño, allá por la II Guerra Mundial.
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